| RESUMEN
Los
criterios de donación se han ido flexibilizando a lo largo de los años;
así en la actualidad los únicos criterios de exclusión absolutos
son la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la
enfermedad tumoral y las infecciones bacterianas o virales no controladas. Los
criterios de viabilidad de los órganos son condiciones de orden clínico,
bioquímico, morfológico y funcional que deben cumplir los donantes
y sus órganos con el fin de orientar la decisión sobre que órganos
de un donante se pueden utilizar. Estos criterios persiguen asegurar, en la medida
de lo posible, que los órganos trasplantados funcionen tras el proceso
de extracción, conservación, implantación y reperfusión
sin transmitir ninguna enfermedad infecciosa o tumoral. En los últimos
años, el aspecto, tanto macro como microscópico, se ha convertido
en uno de los criterios fundamentales para la selección de órganos
potencialmente viables. En el momento actual, no hay límite de edad para
la donación hepática y renal y es el daño crónico
del órgano la principal contraindicación para la misma. Para la
aceptación del corazón, por el contrario, se sigue teniendo muy
en cuenta datos como la edad del donante, así como las dosis de drogas
vasoactivas que ha recibido y los antecedentes de parada cardiaca previa. Sin
embargo, la realización de ecocardiogramas puede relativizar alguna de
las condiciones anteriores. En el pulmón, la integridad anatómica,
la capacidad de oxigenación y la ausencia de infección en la vía
aérea son los criterios básicos para la viabilidad. Para el páncreas,
carecer de antecedentes de diabetes y alcoholismo y una edad del donante inferior
a 45 años son las únicas diferencias destacables sobre los criterios
de aceptación del donante renal. No obstante, la utilización
de cada órgano se debe decidir de forma individualizada después
de un análisis profundo de todos los criterios de viabilidad, sopesando
las ventajas y desventajas que puede suponer para el receptor el implante de un determinado
órgano.
Correspondencia: Eduardo
Gutiérrez Martínez Servicio de Nefrología Hospital
12 de Octubre Avenida de Córdoba S/N 028041 Madrid e-mail:
eduardogm90@hotmail.com |
PALABRAS CLAVE: | CRITERIOS
DE DONACIÓN DONANTES DE EDAD AVANZADA DONANTES A CORAZÓN
PARADO HEPATITIS B Y C SUPERVIVENCIA DEL INJERTO |
Donor
selection and organ viability criteria: expansion of donation criteria ABSTRACT Donation
criteria have become more flexible over the years, hence at present the only criteria
for absolute exclusion are infection with the human immunodeficiency virus (HIV),
tumoral disease and uncontrolled bacterial or viral infections. Organ viability
criteria are conditions of a clinical, biochemical, morphological and functional
nature that donors and their organs must meet in order to guide the decision as
to what organs of a donor may be used. These criteria seek to ensure, as far as
possible, that the transplanted organs function after the process of extraction,
conservation, implantation and reperfusion without transmitting any infectious
or tumoral disease. In recent years, both the macro and microscopic aspect has
become one of the fundamental criteria for the selection of potentially viable
organs. At present, there is no age limit for liver and kidney donation, and
chronic damage to the organ is the main counterindication for donation.To accept
the heart, on the other hand, criteria such as the donor's age, and the doses
of vasoactive drugs received and history of prior cardiac arrest are still very
much taken into account. However, performing echocardiograms can relativize some
of these conditions. In the lung, anatomical integrity, oxygenation capacity and
the absence of infection in the airway are the basic criteria for viability. For
the pancreas, having no history of diabetes or alcoholism and a donor age of less
than 45 are the only notable differences with respect to the criteria for acceptance
of kidney donors. However, the use of each organ should be decided individually
after a profound analysis of all viability criteria, weighing up the advantages
and disadvantages that the implantation of a certain organ may represent for the
recipient.
KEYWORDS: | DONATION
CRITERIA ELDERLY DONORS CARDIAC ARREST DONORS HEPATITIS
B AND C GRAFT SURVIVAL | INTRODUCCIÓN Desde
un punto de vista teórico, si los métodos de preservación
han sido adecuados y la técnica quirúrgica correcta, todo órgano
que funciona en un donante debe reproducir su función en el receptor. En
los protocolos de todos los grupos de trasplante existe un apartado que señala
los criterios de exclusión de los donantes1. Estos sólo
persiguen asegurar al máximo la viabilidad de los órganos que se
van a trasplantar. La experiencia acumulada a lo largo de los años en todos
los equipos de trasplante y la escasez de órganos para hacer frente a una
lista de espera en crecimiento continúo, han contribuido a flexibilizar
extraordinariamente las contraindicaciones para la donación de todos los
tipos de órganos sólidos. La práctica clínica nos
demuestra, día a día, el correcto funcionamiento de órganos
trasplantados que no cumplían los criterios de selección. Por lo
tanto, no podemos olvidar que estamos obligados a aprovechar al máximo
todos los órganos de los que disponemos y que esto no depende exclusivamente
de los criterios de selección que son mudables en el decurso del tiempo,
sino que depende también de la existencia de una adecuada red de distribución
que oferte los órganos de donantes marginales a los equipos con experiencia
para trasplantarlos. A lo largo de esta exposición analizaremos los
criterios de viabilidad de los diferentes órganos; empezando con las condiciones
que deben cumplir los donantes, el análisis micro y macroscópico
de los órganos y finalizaremos con el análisis de la experiencia
acumulada por los diferentes grupos así como la donación en circunstancias
especiales. CRITERIOS DE VIABILIDAD DEL RIÑÓN Hay
unos criterios absolutos de exclusión del donante renal que son compartidos
por los donantes de los demás órganos2. Estos son: la
infección por el VIH, las neoplasias malignas (incluidas las del Sistema
Nervioso Central), la sepsis e infecciones diseminadas no controladas con terapia
antimicrobiana (incluidas bacterias, virus y hongos), el fracaso multiorgánico
y enfermedades infrecuentes como el Creutzfeldt-Jakob y las causadas por priones
como el Kuru, el síndrome de Gersmann-Straussier-Scheinker y el insomnio
familiar fatal. Por el peligro de transmisión de estas enfermedades, también
es prudente descartar como donantes a los individuos tratados con hormonas derivadas
de la pituitaria de cadáver. Pero además, como es lógico,
también es un criterio absoluto de exclusión del donante renal,
la insuficiencia renal crónica. En ella hay un daño estructural
crónico e irreversible que deteriora la función del órgano
y lo hace no trasplantable. Debemos resaltar, que estos donantes pueden ser válidos
para hígado y otros órganos o tejidos (tabla 1). 
Hay
otros criterios de exclusión del donante renal que, con el tiempo, han
pasado a ser tan relativos, que muchos de ellos deberían ser suprimidos
(tabla 2). Si analizamos la información ofrecida por una Oficina de Distribución
de Órganos de Virginia (EEUU) sobre las causas por las que los equipos
de trasplante descartaban los riñones entre 1977 y 1982, comprobaremos
que la mayoría han sido desechadas en la actualidad3. Ellos
describen que de 6.152 riñones obtenidos, se descartaron 1.264 (20%).
Muchos donantes se excluían por tener edades inferiores a 15 años
o superiores a 30, o por haber fallecido de hemorragia cerebral espontánea,
o por presentar una presión arterial sistólica inferior a 80 mm
Hg, o una creatinina sérica superior a 2 mg/dl, o un ritmo de diuresis
inferior a 100 ml/h. Si aplicáramos hoy en día estos criterios de selección,
tendríamos que desechar más del 50% de los riñones que se
implantan en nuestro país. 
1.
Riñones de donantes de edad avanzada No cabe duda, que la edad del
donante renal es uno de los múltiples factores relacionados con la función
del riñón trasplantado a largo plazo. Es bien conocido, que en el
ser humano, con la edad se incrementa el número de nefronas esclerosadas4.
En los últimos años ha aumentado la oferta de riñones de
cadáver procedentes de donantes de edad avanzada. A finales de los años
ochenta algunos equipos comenzaron a aceptar estos riñones para trasplante
y durante la década de los noventa, muchos otros se han sumado a esta política
que amplia la edad límite para la donación renal. Aunque los resultados
publicados por distintos grupos han sido dispares, en general, la mayoría
coincide en que la supervivencia de estos injertos a medio y largo plazo es
inferior a la descrita con donantes más jóvenes 5-12.
Además, la incidencia de "no función" primaria es mayor
y los niveles de creatinina sérica son más elevados13. Sin embargo,
de los diferentes estudios se puede extrapolar, que a los 5 años alrededor
del 60% de los riñones continúan manteniendo una buena función.
Estos resultados han animado a diferentes grupos a utilizar estos injertos pero
estableciendo una serie de condiciones de uso para mejorar la supervivencia renal. La
pérdida nefronal ligada a la edad, y la aparición de patologías
concomitantes como la hipertensión arterial (HTA) y la diabetes mellitus
(DM); hacen que el análisis de la función renal a través
de la creatinina sérica, el aclaramiento de creatinina y la proteinuria
no tengan el peso suficiente para evaluar con exactitud el grado de pérdida
nefronal. En el donante mayor, que con frecuencia tendrá una masa nefronal
mermada, es un punto clave saber si tenemos suficiente parénquima para
que, tras el proceso del trasplante, se recupere la función renal del injerto. En
una primera evaluación sobre la idoneidad de los riñones de un donante
añoso, debemos constatar que en el momento del ingreso en el hospital,
el donante presentaba una creatinina sérica normal o, precisando más,
un aclaramiento de creatinina calculado con relación al peso y la edad
normal (>60-70 ml/min) según la fórmula de Cockcroft-Gault. En
el momento del diagnóstico de la muerte cerebral puede haber deterioros
agudos y reversibles de la función renal por la inestabilidad hemodinámica
que no deben hacernos desechar los riñones de estos donantes añosos. Si
la función renal es normal, el siguiente paso esencial es la evaluación
macro y microscópica de los injertos renales. Si su aspecto macroscópico
es normal, con un tamaño adecuado y una superficie lisa y los vasos no
tienen estenosis de origen ateroesclerótico irreparables, en principio,
serán valorados como válidos para trasplante. Sin embargo, antes
de implantarlos hay que realizar una biopsia para constatar el número
de glomérulos esclerosados y el estado de los vasos y el intersticio. Con
todos estos datos nos haremos una idea más exacta sobre la viabilidad de
los riñones de los donantes mayores, independientemente de que tengan antecedentes
de hipertensión arterial o diabetes o hayan fallecido de traumatismo craneoencefálico
o hemorragia cerebral. En un trabajo de Gaber y cols, donde se utiliza la biopsia
renal como marcador de viabilidad de los riñones donados, se constata que
en el grupo de riñones con un porcentaje de esclerosis glomerular superior
al 20% se acumulaba el mayor número de injertos nunca funcionantes y, además,
tanto la supervivencia del trasplante como su función eran bastante peores
que las observadas en los grupos con porcentaje de esclerosis glomerular inferior
al 20%14. En consecuencia, a la hora de decidir la utilización
de los riñones de un donante añoso, además de la función
renal y el aspecto macroscópico de estos órganos, el punto decisivo
será el porcentaje de glomérulos esclerosados que muestre la biopsia
preimplantación. A la vista de estos datos parece prudente no utilizar
por separado aquellos riñones que presenten un porcentaje de glomérulos
esclerosados superior al 20%. Pero en los últimos cinco años se
han aportado nuevas experiencias que nos pueden permitir utilizar, también
de forma segura, estos riñones con glomeruloesclerosis superiores a un
20%. Se trata de realizar un doble implante en un solo receptor15-23.
Con esta opción, al duplicar la masa renal trasplantada (teóricamente
se trasplantan más unidades funcionales que al implantar un injerto único
de donante ideal), se contrarrestan los riesgos antes comentados. Un punto clave
en la utilización de los riñones de donante mayor es en que tipo
de receptor deben ser implantados. En general, siguiendo los dictados del sentido
común, muchos grupos han destinado estos riñones a receptores mayores.
Esta política ha sido científicamente respaldada por los análisis
de los registros de la UNOS realizados por Cekca y cols11. Algo que
dicta el sentido común como es poner los riñones de donantes añosos
a receptores añosos, tiene un claro apoyo científico. Además,
considerando que estos trasplantes tienen una menor supervivencia, es lógico
implantarlos en receptores mayores, que tienen una esperanza de vida más
corta. Lógicamente, la mortalidad de los receptores mayores es más
alta, como también lo es en diálisis o en la población general. En
1996 nuestro grupo adoptó esta política de doble implante renal
en un solo receptor cuando el donante era mayor de 75 años o en los donantes
entre 60 y 74 años cuando en la biopsia renal preimplante, el porcentaje
de glomeruloesclerosis superaba el 15%. Cuando esta biopsia mostraba porcentajes
de glomeruloesclerosis inferiores al 15% en los donantes entre 60 y 74 años
el trasplante lo realizábamos simple (es decir un riñón en
cada receptor). Nuestros resultados han sido muy satisfactorios lo que ha
posibilitado su publicación y difusión a través de diferentes
artículos16, 18-20. En los primeros 80 doble implantes realizados
hasta octubre de 2004, la edad media del donante fue de 75±5 años
(rango 61-89) y la de los receptores de 62±6 (rango 49-73). La supervivencia
actuarial a 4 años del receptor fue de un 88% y la del injerto de un 78%,
con una media de creatinina sérica de los riñones funcionantes de
1.7±0.6 mg/ml. Además, con esta política de doble implante
o implante simple usando donantes entre 60-74 años con un porcentaje de
glomeruloesclerosis menor de 15%, hemos logrado reducir el número de riñones
de donantes mayores de 60 años descartados para trasplante, desde un 35%
a un 18%, incrementando así nuestra actividad trasplantadora de 7.5±3.4
trasplante al mes a 11±3 trasplantes mensuales16. Nuestros resultados
han sido recientemente ratificados en el trabajo publicado por Remuzzi y cols
en el que se demuestra la excelente supervivencia renal de los receptores de injertos
de donantes de más de 60 años tras una correcta selección
histológica23. 2. Riñones de donantes infantiles Los
riñones de donantes infantiles pueden ser utilizados con éxito en
adultos. Los resultados son excelentes cuando la edad del donante es mayor de
3 años, mientras que los donantes menores de 3 años tienen supervivencias
peores24. Un ejemplo más de lo importante que puede ser una
buena red de distribución en el aprovechamiento de los donantes, está
en que se pueden vehicular los riñones de donantes infantiles menores
de 3 años, a aquellos equipos que no los rechazan y los trasplantan con
buenos resultados, bien sea en bloque o por separado25. 3.
Riñones de donantes con diabetes y/o hipertensión arterial Hoy
día, disponemos de finos marcadores del daño renal causado por la
diabetes, como la microalbuminuria. Sin embargo la determinación de ésta
es prácticamente imposible en un paciente en muerte cerebral; así
se considera que un diabético sin proteinuria y con función renal
normal, puede ser un donante renal óptimo26. Hay experiencias
publicadas que han llegado más lejos trasplantando riñones de diabéticos
que, aunque tenían función renal normal, ya presentaban lesiones
glomerulares típicas de esta enfermedad27. Estos injertos funcionaron
perfectamente y además se produjo una regresión de las lesiones
de esclerosis glomerular28. El análisis del resultado de los
trasplantes renales con riñones procedentes de donantes con hipertensión
arterial y diabetes del US Renal Data System mostró una supervivencia del
injerto a tres años del 71% frente a un 75% de los controles (p<0.001)29.
Estos trabajos, nos permiten aventurar que los riñones de diabéticos,
aunque no tienen los resultados ideales, sí alcanzan unas excelentes supervivencias.
Por tanto, en estos donantes con antecedentes de diabetes y/o hipertensión
arterial debemos extremar el análisis de la función renal (creatinina
sérica al ingreso y/o aclaramiento de creatinina calculado) y de la glomeruloesclerosis
en la biopsia pretrasplante. Según los resultados obtenidos, nos plantearemos
seleccionar receptores de mayor edad y/o la realización de dobles trasplantes
en un solo receptor, especialmente en casos de merma de la masa renal funcionante. 4.
Riñones de donantes con Insuficiencia Renal Aguda Los deterioros
agudos de la función renal en un donante, no contraindican la donación
porque generalmente son reversibles. Si un donante presenta una insuficiencia
renal presumiblemente aguda en el momento de la donación, la extracción
renal puede abordarse. Más tarde, la visión macroscópica
de los riñones extraídos y la histología de los mismos, aportarán
los datos definitivos para que se dé el visto bueno a su implantación.
No es infrecuente que los donantes presenten fracasos renales agudos debido a
trastornos hemodinámicos y a determinados tratamientos, pero si se hace
la extracción renal y comprobamos que no hay necrosis cortical y sólo
existe necrosis tubular, esos riñones pueden ser trasplantados con buenos
resultados. Así lo indica nuestra experiencia con 25 trasplantes renales
de donantes que presentaban un deterioro agudo de la función renal [creatinina
sérica media: 2.5 mg/dl (2-7 mg/dl)] y la experiencia del grupo de Philadelphia30,31. 5.
Riñones procedentes de donantes a corazón parado Una de las
alternativas más atractivas para la ampliación de la tasa de donación
es la utilización de donantes a corazón parado. La clasificación
de Maastrich establece cuatro categorías según las características
de la donación. Así, a los tipos I y II los denomina donantes "incontrolados"
porque el fallecimiento ocurre fuera del hospital y a los tipos III y IV donantes
"controlados" porque la parada cardiaca acontece en un escenario hospitalario.
En las tablas 3 y 4 podemos apreciar los criterios de los posibles donantes en
asistolia. La edad y los tiempos de parada cardiaca e isquemia caliente son los
principales factores a tener en cuenta para la aceptación de estos pacientes
como potenciales donantes. 

En
las primeras experiencias publicadas por Boostery cols., aunque los riñones
de donantes con el corazón parado tardaban más tiempo en recuperar
la función renal, el 87% alcanza cifras normales de creatinina sérica32.
La mayor experiencia con este tipo de donantes la tiene el Hospital Clínico
de Madrid, con excelentes resultados en cuanto a supervivencia renal a corto y
largo plazo. Los resultados son totalmente superponibles o incluso mejores que
los obtenidos con donantes en muerte cerebral33-35. Teniendo en cuenta
los resultados de este centro de nuestra ciudad, este año hemos puesto
en marcha en nuestro hospital un programa de donación es asistolia con
traslado en helicóptero. Esto nos ha permitido obtener donantes trasladados
desde distancias medias de 40 km. Tras producirse una parada
cardiaca extrahospitalaria irreversible, se activa el proceso de probable donación.
Una vez que el donante llega al centro hospitalario el paciente es conectado a
un sistema de circulación extracorpórea en espera de la donación
familiar y la posterior extracción de órganos. Desde que el paciente
sufre la parada cardiaca no recuperable hasta que se conecta a la bomba no
pueden pasar más de 2 horas. Esta es la parte más importante y compleja
de todo el proceso. El uso de una inmunosupresión secuencial
adecuada, la monitorización exquisita de los tiempos, el uso de preservación
extracorpórea en normotermia y las biopsias renales precoces y secuenciales
cada 7 días en caso de necrosis tubular aguda persistente, han permitido
el uso de estos donantes con excelentes resultados de supervivencia y una tasa
muy baja de no función primaria. Todo esto, está consiguiendo un
incremento considerable del pool de donación. 6.
Riñones de donantes con serología positiva para el virus B y/o C
de la hepatitis Como exponíamos en la introducción, otro
de los puntos claves de la viabilidad de un donante de órganos está
en asegurar, en la medida de lo posible, la no transmisión de infecciones
o tumores. Para ello, estamos obligados a hacer una serie de tests serológicos
en el donante, para descartar la infección por los virus B y C de la hepatitis
y el HIV. Sin embargo, si bien todos los donantes con HIV o sospecha de tenerlo,
deben ser desechados, los portadores del virus B y C de la hepatitis se pueden
aceptar, utilizando sus riñones en receptores portadores de estos mismos
virus. Nuestro grupo ha seguido la política de trasplantar
a los receptores portadores de AgHBs. En un grupo de ellos se han utilizado donantes
portadores de AgHBs (+). Comparando la evolución del grupo que recibió
un donante positivo con el que recibió un donante negativo, no encontramos
diferencias en el desarrollo de hepatopatía, ni en las supervivencias del
injerto ni del paciente. Por tanto, los riñones de donantes portadores
de AgHBs pueden ser usados en receptores AgHBs (+)36. Aunque
no hay unanimidad entre todos los grupos de trasplante renal, el trabajo desarrollado
en nuestro país por nuestro grupo y el del Hospital Clínico de Barcelona,
demuestra que el uso de los injertos renales de donantes con anticuerpos anti
C positivos en receptores anti C positivos, no supone una morbilidad ni mortalidad
añadida. La posibilidad de determinar antígeno viral C a través
de un análisis de la PCR, nos permitió ver que los riñones
de un pequeño número de donantes con PCR positiva trasplantados
a receptores con PCR negativa producían una positivización de ésta
y una hepatitis aguda, que por otra parte, se recuperaba perfectamente. Con
esta experiencia, actualmente determinamos el antígeno viral C mediante
la PCR en todos los receptores de la lista de espera con anticuerpos anti C positivos;
y solo aquellos que presenten la PCR para virus C positiva podrán recibir
riñones de donantes con anticuerpos anti C positivos37. Aunque
algunos grupos, para no llevar esta política, apelan a la heterogeneidad
genómica del virus C que podría llevar a una sobreinfección,
otros, considerando las experiencias positivas publicadas hasta ahora, simplemente
destinan los donantes con anticuerpos anti C positivos a receptores con estos
mismos anticuerpos sin testar previamente la PCR (figura 1)38. 
CRITERIOS
DE VIABILIDAD DEL HIGADO Además de las contraindicaciones absolutas
para la donación, que comparten todos los donantes de órganos, el
hígado se descartará en cualquier donante que presente un daño
estructural crónico de cualquier etiología.
Los clásicos
criterios clínicos y morfológicos de exclusión del donante
hepático, que hace años podían contraindicar absolutamente
la donación, han pasado a ser contraindicaciones relativas en el momento
actual. Únicamente se tienen en cuenta si se suman varias de ellas. Basándose
en los resultados de diferentes estudios se puede afirmar que el principal marcador
de viabilidad de un hígado es su inspección macroscópica
y microscópica. Un porcentaje de esteatosis inferior al 30% es fundamental
para asegurar la normofunción del injerto implantado39.
1. Hígados de donantes de edad avanzada Sin duda, el criterio de
exclusión del donante hepático que más se ha flexibilizado
en los últimos años ha sido la edad. Los equipos de trasplante han
percibido que el método más efectivo para ampliar el número
de donantes era ampliar la edad de aceptación de los mismos. Es conocido,
que los cambios ateroescleróticos relacionados con la edad tiene poca repercusión en
el hígado, debido a que su principal sistema de perfusión es venoso. En
España, en los últimos años, ha aumentado sensiblemente el
número de donantes hepáticos, al mismo tiempo que aumentaba muy
significativamente la edad media de los donantes de órganos40 2.Hígados
de donantes con serología positiva para el virus C de la hepatitis. Actualmente
se están usando donantes virus C positivos sin hepatopatía, para
receptores virus C positivos. Los resultados de estos trasplantes, a corto plazo,
no difieren de los obtenidos en receptores virus C positivos con donantes virus
C negativos. En dos recientes revisiones de 59 y 91 trasplantes hepáticos
se demuestra una supervivencia del injerto, del paciente y una tasa de recidiva
de la hepatitis C en el receptor similar a un grupo receptores hepáticos
C positivos, que se trasplantaron con hígados de donantes C negativos41,42. Aunque
la experiencia es mucho menor que en el caso del trasplante renal, también
existen series que avalan el éxito de los injertos hepáticos procedentes
de donantes a corazón parado. Manzarbeita y cols. publican una serie de
19 trasplantes con muy buena supervivencia tras dos años de seguimiento43. CRITERIOS
DE VIABILIDAD DEL CORAZÓN Además de las contraindicaciones
absolutas para la donación aplicables al resto de los órganos, en
el corazón, hay que sumar la presencia de cualquier tipo de cardiopatía
(valvular, isquémica
) conocida o descubierta durante el proceso de
evaluación del donante (tabla 5). 
A
diferencia de los dos órganos sólidos analizados previamente, las
contraindicaciones para la donación cardiaca no se han relativizado en
absoluto en los últimos años. Esto se puede justificar, al menos
en nuestro país, por la menor presión existente en la lista de espera
que permite esperar a conseguir el corazón más óptimo sin
aumentar la tasa de mortalidad en lista de espera. A pesar de la estabilidad
de la tasa de mortalidad en lista de espera, alrededor de un 9-12%, son diferentes
los grupos que se esfuerzan en expandir los criterios de donación. La ecocardiografía
y la coronariografía podrían relativizar algunos criterios, que
sobre el papel son absolutamente excluyentes. Un segundo aspecto que podría
aumentar la reserva de donantes sería la expansión de los criterios
de edad. Algunos, dado los excelentes resultados que tienen con donantes cardiacos
mayores, abogan por ampliar la edad de aceptación hasta, al menos, los
55 años. Potapov y cols. han publicado una provocadora experiencia de trasplantes
cardiacos con donantes extremadamente mayores44,45. Así el riesgo
de fallecer en lista de espera de trasplante cardiaco en Estados Unidos es superior
al riesgo de recibir un trasplante con un corazón de un donante mayor
de 40 años46. CRITERIOS DE VIABILIDAD DEL PULMÓN Además
de los criterios absolutos que contraindican la donación en cualquier paciente,
para el pulmón, son también excluidos totalmente los donantes que
no cumplan los criterios enumerados en la tabla 6. El trasplante pulmonar es una
terapéutica que aun no se ha desarrollado tanto como la de otros órganos
sólidos y por tanto, la lista de espera ejerce una menor presión.
Su complejidad técnica, las frecuentes complicaciones post-trasplante y
unas tasas de supervivencia aún mejorables; hacen que los equipos de
trasplante sean muy restrictivos a la hora de seleccionar donantes pulmonares.
Sin embargo, con la intención de expandir los criterios de donación,
en los últimos años se ha desarrollado la técnica de extracción
pulmonar en donantes a corazón parado. Los resultados de supervivencia
del injerto y del paciente han sido excelentes, comparables o incluso mejores
que los obtenidos con pulmones de donantes en muerte cerebral47,48.
Al mismo tiempo hay grupos que han utilizado pulmones de donantes mayores de 55
años con excelentes resultados49,50. 
CRITERIOS
DE VIABILIDAD DEL PÁNCREAS El páncreas comparte con el
riñón los mismos criterios de selección de los donantes,
con la particularidad de que los donantes pancreáticos no pueden tener
antecedentes personales de alcoholismo, ni antecedentes personales o familiares
de diabetes ni alteraciones marcadas en las cifras de amilasa sérica y
una edad no superior a 45 años (tabla 7). En principio, se aceptarán
todos los páncreas que bajo las condiciones previas hayan adquirido un
buen aspecto tras la perfusión y el enfriamiento y la estancia del donante
en la Unidad de Cuidados Intensivos no sea superior a tres días. BIBLIOGRAFÍA 1.
Starzl TE, Demetris AJ,Thiel DV. Liver Transplantation. N Engl J. Med 1989; 321:1014-1022. 2.
López-Navidad A, Caballero F. Extended criteria for organ acceptance. Strategies
for achieving organ safety and for increasing organ pool. Clin Transplant. 2003;
17:308-24. 3. Lucas BA, Vaughn Wk, Spees EK, Sanfilippo F. Identification of
donor factors predisposing to high discard rates of cadaver kidneys and increased
graft loss within one year posttransplantation-SEOPF 1977-1982.Transplantation
1987; 43:253-258. 4. Macias JF. Aspectos morfológicos, funcionales y
patológicos del riñón del viejo. Nefrología 1983;
3:1-7. 5. Rao KV, Kasiske BL, Odlund AD, Ney AL, Andersen RC. Influence of
cadaver donor age on posttransplant renal function and graft outcome. Transplantation
1990; 49: 91-95. 6. Pirsch JD, Alessandro AM, Sollinger HW, Hoffman RM, Roecker
E,Voss BJ, et al. The effect of donor age, recipient age and HLA match on immunologic
graft survival in cadaver renal transplantation recipients. Transplantation 1992;
53: 55-59. 7. Sumrani N, Daskalakis P, Miles AM, Hong JH, Sommer BG. The influence
of donor age on function of renal allografts from live related donors. Clinical
Nephrology 1993; 39: 260-264. 8. Alexander JW, Bennett LE, Breen TJ. Effects
of donor age on outcome of kidney transplantation. Transplantation 1994; 57: 871-876. 9.
Kumar A, Kumar RV, Srinadh ES, Bhandari M, Sharma RK, Gupta A, et al. Should elderly
donors be accepted in a live related renal transplant program? Clin Transplant
1994; 8: 523-526. 10. Lloveras J, Arias M, Andrés A, Puig JM, Escallada
R, Morales JM, et al. Five-year Follow-up of 250 recipients of cadaveric kidney
allografts from donors older than 55 years of age. Trasnplant Proc 1995; 27:981-983 11.
Cecka JM,Terasaki PI. Optimal use for older donor kidneys: Older recipients. Transplant
Proc 1995; 27: 801-802. 12. Shapiro R, Vivas C, Scantlebury P, Jordan ML, Gritsch
HA, Neugarten J, et al. Suboptimal kidney donors.Trasplantation 1996; 62:1242-1246. 13.
Kuo PC, Johnson LB, Schweitzer EJ, Alfrey EJ, Waskerwitz J, Bartlett ST. Utilizacion
of the older donor for renal transplantation. Am J Surgery 1996; 172: 551-557. 14.
Gaber LW, Moore LW, Alloway RR, Amiri MH, Vera SR, Gaber AO. Glomeruloesclerosis
as a determinant of posttrasplant function of older donor renal allografts.
Transplantation 1995; 60:334-339. 15. Johnson LB, Kuo PC, Dofoe DC, Drachenberg
CB, Schweitzer EJ, Alfrey EJ, et al. The use of bilateral adult renal allografts-a
method to optimize function from donor kidney with suboptimal nephrol mass. Transplantation
1996; 61: 1261- 1263. 16. Andrés A, Herrero JC, Morales E, Praga
M,Vázquez A,Vázquez S, et al. The double or single renal graft depending
on the percentage of glomeruloesclerosis in the preimplant biopsy reduces the
number of discarded kidneys from donors older than 60 years. Transplant. Proc
1999; 31: 2285-2286. 17. Remuzzi G, Grinyó J, Ruggenenti P, Beatini
M, Cole EH, Mildfor EL, et al. Early experience with dual kidney transplantation
in adults using expanded donor criteria. J Am Soc Nephrol 1999; 10: 2591-2598. 18.
Andrés A, Morales JM, Herrero JC, Praga M, Morales E, Hernández
E, et al. Doble versus single renal allograft from aged donors. Transplantation
2000; 69: 2060-2066. 19. Andrés A, Herrero JC, Praga M, Gonzalez E,
Morales JM, Ortiz M, et al. Double kidney transplant (Dual) with kidneys from
older donors and suboptimal nephron mass. Transplant Proc 2001; 33: 1166-1167. 20.
Andres A. Elderly donor kidney transplantation: arguments for double (dual) versus
single kidney transplantation.Transplant Proc. 2002; 34: 358-359. 21. Bunnapradist
S, Gritsch HA, Peng A, Jordan SC, Cho YW. Dual kidneys from marginal adult donors
as a source for cadaveric renal transplantation in the United States. J Am Soc
Nephrol 2003; 14: 1031-1036. 22. Alfrey EJ, Boissy AR, Lerner SM. Dual Kidney
Registry. Dual-kidney transplants: long-term results. Transplantation 2003; 75:
1232-1236. 23. Remuzzi G, Cravedi P, Perna A, Dimitrov BD,Turturro M, Locatelli
G, et al. Long-term outcome of renal trasnplantation from older donors. N Engl
J Med 2006; 354: 343-352. 24. Barry JM, Norman DJ, Bennett WM. Pediatric cadaver
kidney transplants into adults. J Urol 1985; 134: 651-653. 25. Portolés
J, Marañes A, Marrón B, Torrente J, Prats D, Pérez-Contin
M, et al. Double renal transplant from infant donor. Transplantation 1996 ; 61
: 37-40. 26. Orloslowski JP, Spees EK,Aberle CL, Fitting KM. Successful use
of kidneys from diabetic cadaver kidney donor: 67 and 44 months graft survival.
Transplantation 1994; 57: 1133-1134. 27. Abouna GM, Al-Adnani MS, Kremer GD,
Kumar SA, Daddah SK, Kusma G. Reversal of diabetic nephropathy in human cadaveric
kidneys after transplantation into non-diabetic recipients. Lancet 1983; 2: 1274-1276. 28.
Abouna GM, Al-Adnani MS, Kumar MS, Samhan SA. Fate of transplanted kidney with
diabetic nephropathy. Lancet 1986; 1: 622-623. 29. Ojo AO, Leichtman AB, Punch
JD, Hanson JA, Dickinson DM, Wolfe RA, et al. Impact of preexisting donor hypertension
and diabetes mellitus on cadaveric renal transplant outcomes. Am J Kidney Dis
2000; 36: 153-159. 30. Gutiérrez E, González E, Martínez
A, Herrero JC, Morales E, Torres A, et al. Resultados del trasplante renal con
riñones de donantes en muerte cerebral y deterioro agudo de función
renal. Nefrología 2002; 22 (Supl 6): 83 (Abstract). 31. Kumar MS, Fyfe
B, Heifets M, Sabed MI, Moritz MJ, Parikh MH, et al. Successful outcome after
transplantation of kidneys from cadaveric donors with acute renal failure. A prospective
controlled study. Am J Transplant 2004; 4 (Suppl 8): 280 (Abstract). 32.
Booster MH,Wijnem RM,Vroemen AM,Van Hooff JP, Kootstra G. In situ preservation
of kidneys from non-heart-beating donors- a proposal for standardized protocol.Transplantation
1993; 56: 613-617. 33. Sánchez-Fructuoso AI, Prats D, Torrente J, Pérez-Contín
MJ, Fernández C, Álvarez J, et al.Renal transplantation from non-heart
beating donors: a promising alternative to enlarge the donor pool. J Am Soc Nephrol
2000; 11: 350- 358. 34. Sánchez-Fructuoso AI, Marqués M, Prats
D, Conesa J, Calvo N, Pérez-Contín MJ, et al. Victims of cardiac
arrest ocurring outside the hospital :A source of transplantable kidneys. Ann
Intern Med 2006; 145: 157-164. 35.Weber M, Dindo D, Demartines N, Ambuhl PM,
Clavien PA. Kidney transplantation from donors without a heartbeat. N Engl J Med
2002; 347:248-255. 36. Campistol JM, Esforzado N, Andrés A, Hierro D,
Oppenheimer F, Castellanos G, et al. Problemática y resultados del trasplante
renal con donantes HbsAg o VHC positivos. Nefrología 1998; 18: 78-81. 37.
Morales JM, Campistol JM, Castellanos G, Andrés A, Colina F, Fuertes A,
et al.Transplantation of kidneys from donors with hepatitis C antibody into
recipients with pre-transplantation anti-HCV. Kidney Int 1995; 47: 236-240. 38.Veroux
P, Veroux M, Sparacino V, Giuffrida G, Puliatti C, Macarone M, et al. Kidney transplantation
from donors with viral B and C hepatitis. Trnasplant Proc 2006; 38: 996-998. 39.
Busuttil RW, Shaked A, Millis JM, Jurim O, Colquhoun CR, Shackleton J, et al.
One thousand liver transplants. The lessons learned. Ann Surg 1994; 219: 490-499. 40.
Cuende N, Grande L, Sanjuan F, Cuervas-Mons. V. Liver transplant with organs from
elderly donors: Spanish experience with more than 300 liver donors over 70 years
of age. Transplantation.2002; 73: 1360. 41. Saab S, Ghobrial RM, Ibrahim AB,
Kunder G, Durazo F, Han S, et al. Hepatitis C positive grafts may be used in orthotopic
liver transplantation: a matched analysis. Am J Transplant 2003; 3: 1167-1172. 42.
Takada Y, Haga H, Ito T, Nabeshima M, Ogawa K, Kasahara M, et al. Clinical outcomes
of living donor liver transplantation for hepatitis C virus(HCV)-positive patients.
Transplantation 2006; 81: 350-354. 43. Manzarbeitia CY, Ortiz JA, Jeon H, Rothstein
KD, Martínez O, Araya VR, et al. Long-term outcome of controlled, non-heart-beating
donor liver transplantation. Transplantation 2004; 78: 211-215. 44. Luciani
G, Levi H, Faggian G, Mazzucco A. Clinical results of heart transplantation in
recipients over 55 years of age with donors over 40 years of age. J Heart Lung
Transplant 1992; 11: 1177- 1183. 45. Potapov EV, Loebe M, Hubler M, Musci M,
Hummel M,Weng Y, et al. Medium-term results of heart transplantation using donors
over 63 years of age. Transplantation 1999; 68: 1834-1838. 46. Lietz K, John
R, Mancini DM, Edwards NM. Outcomes in cardiac transplant recipients using allografts
from older donors versus mortality on the transplant waiting list; Implications
for donor selection criteria. J Am Coll Cardiol 2004; 43: 1553-1561. 47. Núñez
JR, Del Río F, López E, Moreno MA, Soria A, Parra D, et al. Non-heart-beating
donors: an excelent choise to increase the donor pool. Transplant Proc 2005; 37:
3651-3654. 48. Neyrinck AP,Van De Wauwer C, Geudens N, Rega FR,Verleden GM,Wouters
P, et al. Comparative study of donor lung injury in heart-beating versus non-heart-beating
donors. Eur J Cardiothorac Surg 2006; 30: 628-636. 49. Botha P, Fisher AJ,
Dark JH. Marginal lung donors: a diminishing margin of safety? Transplantation
2006; 82: 1273-1279. 50. Dahlman S, Jeppsson A, Schersten H, Nilsson F. Expanding
the donor pool: lung transplantation with donors 55 years and older. Transplant
Proc 2006; 38: 2691-2693.
volver
al sumario | |