ImprimirImprimir

Volumen 3 || Número 2 || 2000
e I.S.S.N. 2255-3517 - I.S.S.N. 2254-2884
EDITORIAL
Mª Carmen Pérez Sedeño
Editorial
 
 

EDITORIAL


Desde que finalizó el congreso del año pasado en Valencia, y aún mucho antes, un grupo de expertos enfermeros de nuestra asociación se puso a trabajar duramente para que nuestro próximo congreso, en el que celebraremos los XXV años de existencia como Sociedad Española de Enfermería Nefrológica, tenga la relevancia que se merece. Por eso, agradezco a la junta de la SEDEN y a todos los que dirigen esta publicación que me pidieran mi colaboración y así me permitiesen expresar mi sentir profesional, sin pretender en absoluto hacer una revisión del pasado ni tampoco una filosofía del futuro, sino simplemente exponer los pensamientos y reflexiones de una enfermera que, como tantas otras, ama la Nefrología.

Estamos siendo testigos de una época muy especial, y lo es por muchas circunstancias. Desde que comenzamos esta andadura, hace ya "algunos" años, nuestra asociación se ha caracterizado por la búsqueda constante de su identidad y hoy podemos presumir de ser una asociación modélica, dentro y fuera de nuestro entorno. Es innegable que, a lo largo de estos años, hemos evolucionado hacia la plena autonomía profesional, y en ello mucho han tenido que ver todos aquellos que, en un momento u otro, asumieron la enorme responsabilidad de conducir la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica. Todos ellos tuvieron la difícil cualidad de hacer sencillas las cosas complicadas, pero también es cierto que pocas veces una asociación ha contado con tantos y tan buenos profesionales buscando una meta común, y lo hemos conseguido adaptándonos a los cambios vertiginosos de la sociedad y su tecnología, desarrollando planes de cuidados de elevada complejidad, aplicando políticas de calidad, diseñando y poniendo en marcha programas de formación e investigación y afrontando, a veces, situaciones complicadas, no exentas de riesgo. Pero este cambio sustancial en el ejercicio profesional ha tenido su repercusión en la sociedad, de la que hoy tenemos su reconocimiento, aunque ciertamente seguimos teniendo una asignatura pendiente: el reconocimiento específico académico y oficial de postgrado.

Al celebrar este XXV aniversario, no podemos obviar que, en este período, la consolidación ha sido espectacular. La unión y el esfuerzo conjunto de todos los que formamos este colectivo han sido grandes, los jóvenes demandan cada vez nuevos retos y espacios diferentes y todos, absolutamente todos, deseamos mejoras cualitativas.

En este año de celebraciones, en el que no nos pararemos, surgen nuevos proyectos y nos planteamos nuevos desafíos que estamos decididos a acometer con buen ánimo, sabiendo que tenemos ante nosotros mucho camino por recorrer y para conseguir los objetivos marcados seguiremos trabajando juntos, poniendo los medios que nos permitan alcanzar los mejores cuidados enfermeros, pero sólo si somos capaces de hacerlo con entusiasmo, creatividad y eficacia seremos capaces de alcanzar ese máximo beneficio para el enfermo renal que es el objetivo principal de nuestra profesión.

A todos los que, con vuestro trabajo y dedicación diaria lo hacéis posible, muchas gracias.



Carmen P. Sedeño